Iniciamos hoy la publicación de un diario de viaje cuyo autor no imaginó que pudiera ser conocido por otras personas que no fueran sus compañeros de excursión o sus familiares. Ello explica algunas incorrecciones que a lo largo del escrito encontrarán los lectores. Nosotros sabemos que esas notas graciosas de intenso sabor aborigen fueron escritas hora tras hora a medida que llegaban los hechos en la inclemencia del medio, sobre un áspero banco de madera, en el pasamano de un leve barquichuelo que sacudían las olas o quizás sobre las rodillas entumecidas por una larga e incómoda posición; y así llegaron a nuestras manos indiscretas, y así las entregamos al público. Pedimos perdón a Delio y pedimos perdón a doña Ligia, su hermana, dueña exclusiva de este diario. El placer que nos hemos proporcionado leyendo las Instantáneas de viaje y la información que tendrán los lectores de nuestra revista acerca de nuestro hermano el Chocó y del injusto aislamiento colombiano en que vive vale bien el disgusto que les causaremos; por eso no esperamos su reproche.
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