Hay veces que pienso que todo está previsto y que hagamos lo que hagamos, nuestra historia ya está escrita, pero predominan las ocasiones en las que creo estar convencido que somos cada uno de nosotros, con nuestros actos, los que provocamos que ciertas cosas ocurran y otras no y con ello, que evolucionemos de una forma y por un camino determinado. Mi entorno y mi genética moldearon en mi un carácter cuyas debilidades me parecieron ser menores cuando incrementaba mi sensación de control y, por tanto, disminuía la probabilidad de tener que gestionar situaciones inesperadas.
Me ocurrió justo lo peor que me podía ocurrir para dificultar significativamente ese deseado control durante el resto de mi vida. Un hecho inesperado que le puede suceder a casi cualquiera me rompió la vida en dos, dejándome vivir una segunda vida aparentemente mucho más limitada que la primera. Nunca sabré si fue esa necesidad de controlar lo incontrolable la que desencadenó una tormenta en el interior de mi cerebro necesaria para la irrupción del hecho disruptivo.
Lo que sí que tengo interiorizado y con este libro exteriorizado y compartido contigo es que tuve la suerte de tener las condiciones y los apoyos necesarios en mi primera vida para poder exprimirme voluntariamente por medio de un esfuerzo continuado y consciente que sería clave para desarrollar y potenciar virtudes y fortalezas que me han permitido me permiten y me permitirán afrontar las dificultades crecientes que me asediaran durante esta segunda vida.
Espero que este libro te ayude, que te inspire confianza y esperanza sobre la capacidad humana de trascender las dificultades y para constatar que, pese a todo, la vida siempre es digna de ser vivida.
Artur Amich
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