La prisa, uno de los males de nuestro siglo XXI, no puede justificar el yerro. Errores sintácticos y ortográficos, dislates preposicionales corroboran que se desconoce el español. Saber hablar y escribir es el corolario de un trabajo circunstanciado que comienza en la infancia; primero, en el hogar y, luego, en la escuela. La lengua también necesita su tiempo para crecer, como todas las grandes realizaciones, y el hablante, desde pequeño, con la ayuda de adultos responsables, debe aprender a diferenciar las formas extraviadas de expresión de las formas correctas, debe aprender que no todo es lo mismo. El sistema educativo, en todos los niveles, no ha dado lugar preferente a la normativa del español y no ha sabido explicar con claridad el valor concreto de la gramática.Nunca se logrará corregir el mal uso del idioma, si este no se manifiesta como preocupación principalísima en todos los niveles de enseñanza, en todas las asignaturas y en todas las instituciones ajenas al quehacer educativo. La lengua, que nos pertenece a todos, debe ser una responsabilidad compartida por todos.Este libro expone las reglas de la división silábica; estudia la acentuación; el orden de las palabras en español; la diferencia entre la oración y el párrafo; el uso de las mayúsculas y de las minúsculas; la escritura de los números; las abreviaturas, las siglas y los símbolos.
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