Este libro reivindica el papel de la mujer en la sociología. La historia de esta disciplina y su desarrollo está incompleta sin ellas. Hombres y mujeres colaboraron en su nacimiento. En algunos casos de forma evidente: la ordenación y publicación de Economía y Sociedad por Marianne Weber colocó a Max en el lugar privilegiado que ocupa. Con frecuencia, esta colaboración consistió en una simple división del trabajo, evidente a partir de la institucionalización de la sociología en la universidad. Mientras los profesores desarrollaron y consolidaron teorías acerca de la sociedad y su evolución, buena parte de las sociólogas se centró en la investigación empírica poniendo de relieve los aspectos conflictivos de la sociedad industrial. En esa línea, Harriet Martineau, con How to Observe Morals and Manners,se anticipó seis décadas a la Reglas de Método Sociológicode Durkheim, ¿cómo explicar su casi olvido? Lengermann y Niebrugge proponen, por tanto, ampliar el canon sociológico incorporando la contribución de estas mujeres al desarrollo de técnicas de investigación y al análisis de aspectos del conflicto social relegados, tales como el papel de la mujer, el trabajo de sectores desorganizados por su debilidad (inmigrantes, mujeres jóvenes), el déficit de servicios sociales, la integración de los inmigrantes o el conflicto racial en Estados Unidos. De esta forma, Fundadoras de la sociología y la teoría social entronca la Sociología con las reivindicaciones feministas del siglo xixy primer cuarto del xx, con la lucha por los derechos civiles de la minoría afroamericana en Estados Unidos, con los derechos sociales de la clase obrera en las sociedades industriales británica y norteamericana y con el diseño de las primeras políticas sociales.
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