Solo las personas somos capaces de entender el lenguaje y de hablar. Esta habilidad permite el acceso al conocimiento del mundo, al desarrollo de las habilidades sociales y es un gran regulador de las emociones. Como bien explica Verónica Maggio, tan importante es el lenguaje, que la construcción de nuestro pensamiento depende de él.
Se estima que el 7% de la población infantil presenta Trastorno Específico del Lenguaje, que atraviesa la niñez y la adolescencia y perjudica las habilidades subsidiarias como la lectoescritura, las relaciones sociales y el desarrollo del pensamiento. En los niños con TEA —uno de cada cien chicos tiene un trastorno del espectro autista— el problema afecta la comunicación y el lenguaje. En cada aula es probable encontrar dos o más niños con dificultades de este tipo y en muchos de los diagnosticados con dislexia hay una base de alteración del lenguaje. Esta guía fundamental demuestra que la realidad es comprobable en las escuelas y en los hogares: cada vez hay más chicos con dificultades en la comunicación y el lenguaje.
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