A los brasileños les gusta creerse diferentes de lo que son. "Tolerantes" y "pacíficos" figuran entre los adjetivos que suelen habitar la mitología nacional. Lilia M. Schwarcz reconstituye la construcción de esa narrativa oficial que terminó por oscurecer una realidad bastante menos suave, marcada por la herencia perversa de la esclavitud. Al investigar esas zonas subterráneas de la historia de Brasil en las que arraiga el autoritarismo, la autora ayuda a entender por qué los brasileños fueron y continúan siendo una nación mucho más excluyente que inclusiva, con un largo camino por delante en la elaboración de una agenda justa e igualitaria. El propósito de este texto es crear puentes, no totalmente articulados y mucho menos evolutivos, entre el pasado y el presente. La historia no es prescripción médica ni produce efectos rápidos de corta o larga duración. Ayuda, sin embargo, a descorrer el velo del espanto y a producir una discusión más crítica sobre nuestro pasado, nuestro presente y nuestros sueños para el futuro
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