La semblanza que Jenofonte traza de su admirado Sócrates tiene una gran importancia, puesto que, en sus diferencias, complementa la imagen que nos ha legado Platón del ágrafo maestro del diálogo filosófico.Componen este volumen varias obras breves de Jenofonte. En tres de ellas, Recuerdos de Sócrates, Banquete y Apología de Sócrates, el autor evoca la honda influencia que sobre él ejerciera el filósofo. En la primera describe su carácter y algunas de sus ideas sobre educación, el bien y la belleza, y compone conversaciones entre el maestro y varios personajes (entre ellos el propio Jenofonte), al tiempo que le defiende de las acusaciones por las que fue condenado a muerte (impiedad y corrupción de jóvenes), todo ello con una indisimulada admiración cuyo contenido, sin embargo, difiere en más de un punto del retrato compuesto por Platón. El Banquete consiste en un simposio imaginario, entre cuyos participantes se encuentra Sócrates (quien pronuncia un discurso sobre la superioridad del amor espiritual sobre el carnal); casi todos los asistentes son personajes históricos atestiguados, por lo que la narración nos proporciona una imagen de las conversaciones que se producirían en un banquete ateniense, con una culta combinación de humor y seriedad, en un encuentro menos filosófico que el platónico (hay músicos, bailarines acrobáticos y un mimo). Apología de Sócrates, que lleva el mismo título que el diálogo platónico, recrea la defensa del maestro en el juicio que acabaría conduciendo a su condena a muerte, al que Jenofonte no pudo asistir por encontrarse en la campaña de Persia que describe en la Anábasis (en esta misma colección); las motivaciones de Sócrates son aquí distintas de las que aduce Platón: no tan elevadas y más ligadas a la ancianidad, y expresadas con tono altanero.Por último, Económico es un tratado sobre la administración de una casa, en forma de diálogo entre Sócrates y Cristobulo. En él se tratan asuntos de horticultura (el cuidado del agro es placentero, provechoso y bueno para el físico, enseña justicia y generosidad) y de jardinería, la función de la esposa en el matrimonio y en la hacienda y otras cuestiones que interesaban a Jenofonte acerca del gobierno doméstico.En conjunto, Jenofonte nos ofrece un Sócrates menos filósofo que el de Platón: se limita a dar buenos consejos prácticos y es un ejemplo inspirador de conducta personal.
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