Durante los últimos 40 años (desde la década de los setenta aproximadamente) hemos asistido en las ciencias humanas y sociales a un proceso eidético fulgurante y sin parangón: el proceso del nacimiento, cumbre y caída de la Teoría literaria —o Teoría sin más— cubriendo todo ese campo y abriendo nuevas perspectivas más o menos fructíferas o más o menos huecas. Desde la lingüística formalista a la teoría del discurso, desde la retórica del texto a la semiosis social, desde la fenomenología del cuerpo a la palabra vacía. Hasta que la crisis social estalló y toda esa serie de cuestiones fueron estallando a la vez. Ese proceso —y su sustrato— es el que trata de rastrearse en este libro.Ahora bien: la pérdida de la hegemonía en el ámbito de las ciencias humanas no quiere decir —ni mucho menos— que la Teoría se haya desvanecido en ese ámbito. Resultaría imposible porque se enraíza en lo más profundo de nuestro sistema ideológico-vital: desde el kantismo a la fenomenología idealista de Husserl; desde el tragicismo hegeliano de Kojève a la deconstrucción heideggeriana de Derrida. En el lado anglosajón, el empirismo mercantil y financiero y la filosofía del lenguaje lo inundan todo.Al principio y al final del libro los lectores podrán a su vez situar la posición del autor a través de los análisis que se realizan de determinadas obras de Jakobson, Sterne, Balzac y Richard Hamilton por un lado, para concluir con las Rosas amarillas de Borges y Marino, de Carver y Chêjov. Los sentidos de la literatura, en suma, y su radical historicidad.
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