¿Sabe alguien de la UE lo que está ocurriendo en Libia? Para subirse a una patera rumbo a Europa, decenas de miles de personas han tenido que superar antes una endiablada yincana: atravesar Libia, un país sumido en una guerra no contada entre distintos Gobiernos, milicias tribales, mafias de traficantes y grupos terroristas vinculados al ISIS. El fotógrafo Ricardo García Vilanova y el periodista Karlos Zurutuza han recorrido el país desde 2011 para documentar todas las tramas que conviven en este escenario caótico y contarlas con los matices y los detalles que no caben en la cobertura de prensa tradicional. ¿Qué piensa el senegalés Musa que duerme en un cama de cartones entre tinajas centenarias de la ciudadela de Nalut? ¿Cuántas veces está dispuesto a ser detenido, secuestrado y golpeado el nigeriano Amin antes de reunir el dinero para pagar una plaza en un bote? ¿Qué habrá sido de Bondok, el joven libio pionero del death metal bereber, desde que llegó a Europa tras ser rescatado por Open Arms? ¿A qué suena el monólogo de un impotente funcionario del Gobierno libio desbordado y sin recursos? ¿Logrará Jiash terminar el cementerio para inmigrantes de Zuwara? ¿Quién viaja dentro de los camiones frigoríficos cargados de miedo que solo circulan de noche? ¿Sabe alguien de la UE lo que está ocurriendo en Libia? El fotógrafo Ricardo García Vilanova y el periodista Karlos Zurutuza han recorrido Libia desde 2011 para documentar todas las tramas que conviven en este escenario caótico y contarlas con los matices y los detalles que no caben en la cobertura de prensa tradicional. FRAGMENTO —Los retrataron como una milicia más cuando lo cierto es que ni operan en claves religiosas, ni son un grupo de pistoleros al uso. Por otra parte, ninguno hizo mención de la singularidad de Zuwara; el hecho de que aquí todos somos bereberes, incluida la milicia —se quejaba Youbas Halab, un activista local que decía contar con familiares en la brigada. En realidad, todo el mundo en Zuwara sabía quién se escondía bajo las máscaras. De hecho, nosotros mismos reconocimos a más de uno en el centro Tifinagh.
Conocíamos a Youbas desde 2011 y para él era casi una cuestión personal que los Imsuten nos concedieran una entrevista. Le veíamos hablar por teléfono en conversaciones que generalmente se resumían en un «dicen que llamarán». Mientras tanto, visitábamos lugares de esa playa inmensa y desierta en la que había botellas de agua aún llenas, zapatos enterrados en la arena, restos de ropa, cinturones… Nunca llegaríamos a saber si habían sido abandonados por los migrantes en su salida, o arrastrados por el mar hasta la orilla tras un naufragio. Durante aquellos largos paseos, Youbas nos hablaba de sus planes para un futuro que no pasaba necesariamente por Libia, y de un pasado que no imaginábamos. Aquel veinteañero había viajado por toda Europa en coachsurfing; tenía cientos de fotografías en su móvil, que incluían conocidos festivales de música como el de Hellfest en Nantes, Francia, o el de Benicàssim, en España. ACERCA DEL AUTOR Tras licenciarse en Filología Inglesa, Karlos Zurutuza (Donostia, 1971) no veía el momento de embarcarse en un ballenero para recuperar el tiempo perdido. Pero llegaba más de cien años tarde, así que puso rumbo al fin del mundo con una libreta; allí descubrió cómo habría sido su vida de haber nacido en Mosul, en Trípoli o en Kabul. Le aseguraron que eso se llamaba «periodismo», y lleva ya unos cuantos años contando historias en Al Jazeera, Middle East Eye, The Guardian, Vicenews, Politico o Monocle, entre otros. La culpa de todo, siempre, será de Melville.
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